El retorno de los peces


El retorno de los peces

Un informe reciente del Programa Internacional sobre el Estado del Océano encontró que las especies marinas enfrentan amenazas sin precedentes en la historia de la humanidad. Por su parte, la ONU reporta que el 32% de las reservas pesqueras mundiales están sobreexplotadas o agotadas y en el último medio siglo se han capturado hasta el 90% de las especies grandes. Por esto adquiere una especial relevancia la noticia de que en una reserva marina del estado de Baja California Sur, el Parque Nacional Cabo Pulmo, se quintuplicó la biomasa de peces en una década.
Cabo Pulmo se localiza en la zona donde el Golfo de California se abre al Océano Pacífico; allí se encuentra el arrecife de coral más septentrional del continente americano y el único de toda la península de Baja California. A pesar de que la población humana de la península es relativamente baja, la región no es excepcional en su tendencia a la degradación costera y marina. Los grandes desarrollos turísticos (que frecuentemente se anuncian como promotores del turismo ecológico) han agravado los problemas fomentando el aumento de la población humana, la contaminación, la destrucción de los hábitats críticos y la sobrepesca.

A finales del siglo pasado los pobladores locales de Cabo Pulmo, conscientes de la devastación de este ecosistema, decidieron contribuir a su protección y regeneración. En 1995 el área se declaró Parque Nacional Marino, con una superficie de 71 kilómetros cuadrados; en el 35% de esta superficie se prohibió la pesca. Pero las comunidades decidieron extender la prohibición a todo el parque.

Un grupo internacional de investigadores del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego, del Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación, en La Paz, Baja Californa Sur, de la Universidad Riverside en California y de la National Geographic Society han estudiado por más de una década la situación biológica del Golfo de California. Sus conclusiones se publicaron en la revista PLoS ONE el 12 de agosto.

En 1999, cuatro años después de que se estableció la reserva, los científicos no encontraron diferencias significativas en el estado de conservación de la biodiversidad en Cabo Pulmo ni en otras áreas marinas protegidas, así como tampoco en el de las que no tienen ningún régimen de protección en el Golfo de California. Pero para 2009, año en que repitieron el estudio, la situación había cambiado. La biomasa (material total de los seres que viven en un lugar determinado) había aumentado en Cabo Pulmo cerca de 460% y la de los grandes depredadores (que al ser la cúspide de las cadenas alimenticias son indicadores de la salud de cualquier ecosistema), 11 veces. En contraste, la biomasa en zonas núcleo de otras reservas (donde se prohibe la pesca) y en áreas sin protección, mostraron una disminución significativa.

El aumento en número de especies marinas e individuos en el Parque Cabo Pulmo —donde además se observaron los individuos de mayor talla— es el más grande registrado en todas las reservas marinas del planeta, resultado de una combinación de variables sociales y ecológicas. Éstas últimas probablemente incluyen varios factores, entre otros que la reserva es mayor que otras y por lo tanto capaz de albergar poblaciones permanentes de peces que se desplazan grandes distancias; los corales se encuentran en buen estado y la reserva incluye zonas de desove para los grandes depredadores.

Pero el éxito de la recuperación de Cabo Pulmo se debe en gran medida al apoyo de la comunidad. Las áreas protegidas cuyos recursos se administran a nivel local se consideran las más viables en cuanto a conservación. Cooperativas pesqueras, instructores de buceo y la población local en general participaron en muy diversas actividades, incluyendo la vigilancia, la protección de la fauna (por ejemplo, en los sitios de anidación de tortugas marinas) y los programas de limpieza de las playas.

La recuperación de la biodiversidad se ha traducido en importantes beneficios económicos, lo que indica que las reservas marinas manejadas por la comunidad son una solución viable para el problema del desarrollo no sostenible que se está dando en buena parte del Golfo de California y de las costas de otros lugares del país.

(Revista de divulgación científica de la UNAM, ¿Cómo ves? 8 de octubre, sección Ráfagas,www,comoves.unam.mx. Noticias de Ciencia y Tecnología, el Retorno de los Peces, Marta Duhne)

La leyenda del Callejón del Beso (Guanajuato)



Leyenda del callejón del beso Este callejón tiene la peculiaridad de que sus paredes están separadas por una distancia menor a 1.5 m y tiene dos balcones (uno de cada lado) que quedan a la misma altura.
Cuando uno visita el callejón del beso, encontrará a personas generalmente residentes de la ciudad de Guanajuato que te cuentan la leyenda del callejón del beso.

La leyenda cuenta que doña Carmen era hija única de un hombre intransigente y violento . Doña Carmen era cortejada por su galán, Don Luis, en un templo cercano al hogar de la doncella. Al ser descubierto por su padre la sometió al encierro, la amenazó con enviarla a un convento y lo peor de todo, a amenazó con casarla en España con un viejo y rico noble con lo que  además, acrecentaría el padre su mermado hacienda. La bella sumisa doncella y su dama de compañía, Doña Brígida, lloraron e implorando juntas pero todo fue en vano. Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que Doña Brígida llevara  una misiva a Don Luis con la infausta noticia. Una ventana de la casa de Doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que era posible, al asomarse a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente. Don Luis pensó que si lograba a la casa frontera, podría hablar con su amada y entre los dos encontrarían una solución a su problema. Preguntó quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a precio de oro. La más sorprendida fue Doña Carmen cuando, al asomarse a su balcón se encontró a tan corta distancia con el hombre de sus sueños.

Unos cuantos instantes duró aquel inenarrable coloquio amoroso pues, cuando más abstraídos se hallaban los dos amantes del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de Doña Carmen increpando a Brígida, quien se jugaba la misma vida tratando de impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora. .El padre arrojó a la protectora de Doña Carmen, como era natural y de un solo golpe clavó una daga en el pecho de su hija Don Luis enmudeció de espanto la mano de Doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría. Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida,  por esto a este lugar, se le llama el Callejón del Beso. 

El león y el pastor


El león y el pastor
[Fábula. Texto completo]
Esopo


Yendo un león por una montaña erró el camino, y pasando por un lugar lleno de zarzas, se le hincó una espina en la mano, de tal manera que no podía andar por el sumo dolor que le causaba.
Yendo así encontró a un pastor, y llegándose a él, comenzó a menear la cola, teniendo la mano alzada. El pastor que lo vio venir, turbado por su presencia, comenzó a darle del ganado para que comiese, mas el león no deseaba comer, sino que le sacara la espina clavada.
El pastor entendió lo que quería el león, y con una lezna aguda le abrió poco a poco el tumor, y le sacó la espina. Sintióse sano el león, lamió la mano del pastor, sentándose a su lado, y poco después, ya buena la mano, se fue.
Pasados algunos años cayó el león en un lazo, y fue puesto en el lugar de las fieras. El pastor cometió un delito, fue preso por la justicia y sentenciado a las bestias feroces para ser devorado por ellas. Poniéndolo en el anfiteatro le echaron casualmente a aquel mismo león, el cual salió para arrojarse sobre él con gran furia, pero llegando al pastor, luego que lo encontró, se sentó a su lado y lo defendió de las demás fieras. Todos se llenaron de admiración viendo cosa tan extraordinaria, y sabida del pastor la verdad del hecho, se les dio libertad a ambos.
Nadie sea ingrato al beneficio que recibe, antes bien se muestre siempre agradecido, y lo pague cuando se le ofreciera la ocasión.