El león y el pastor
[Fábula. Texto completo]
Esopo
Yendo un león por una montaña erró el camino, y pasando por
un lugar lleno de zarzas, se le hincó una espina en la mano, de tal manera que
no podía andar por el sumo dolor que le causaba.
Yendo así encontró a un pastor, y llegándose a él, comenzó a
menear la cola, teniendo la mano alzada. El pastor que lo vio venir, turbado
por su presencia, comenzó a darle del ganado para que comiese, mas el león no
deseaba comer, sino que le sacara la espina clavada.
El pastor entendió lo que quería el león, y con una lezna
aguda le abrió poco a poco el tumor, y le sacó la espina. Sintióse sano el
león, lamió la mano del pastor, sentándose a su lado, y poco después, ya buena
la mano, se fue.
Pasados algunos años cayó el león en un lazo, y fue puesto
en el lugar de las fieras. El pastor cometió un delito, fue preso por la
justicia y sentenciado a las bestias feroces para ser devorado por ellas.
Poniéndolo en el anfiteatro le echaron casualmente a aquel mismo león, el cual
salió para arrojarse sobre él con gran furia, pero llegando al pastor, luego
que lo encontró, se sentó a su lado y lo defendió de las demás fieras. Todos se
llenaron de admiración viendo cosa tan extraordinaria, y sabida del pastor la
verdad del hecho, se les dio libertad a ambos.
Nadie sea ingrato al beneficio que recibe, antes bien se
muestre siempre agradecido, y lo pague cuando se le ofreciera la ocasión.
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